conducir con niebla

Trucos y habilidades para conducir con niebla

En invierno hay numerosas zonas de nuestro territorio donde la niebla es la protagonista. Días y noches de bajas temperaturas ambientales y de reducida visibilidad por culpa de este fenómeno.

La niebla es la condensación del vapor de agua del aire a nivel del suelo, pero como está en suspensión en forma de gotas de agua y estas gotas de agua no son lo suficientemente grandes como para que la fuerza de la gravedad terrestre las haga precipitarse (como es el caso de la lluvia), forma una densa capa que dificulta la visibilidad. Los bancos de niebla se forman de la misma manera que cualquier otro tipo de nubes, y hay espacios geográficos que son muy proclives a la formación de este fenómeno.

Es importante prever los desplazamientos si vamos a atravesar esas zonas y tratar de realizarlos con la máxima seguridad posible. La mayoría de coches actuales vienen equipados de serie con luces antiniebla delanteras y traseras, pero todavía hay unos cuantos vehículos que solo llevan la luz trasera obligatoria de fábrica.

Es obligatoria solo la trasera porque es la que realmente nos protege de una colisión por alcance en caso de niebla espesa.

La Guardia Civil de tráfico en sus consejos de seguridad vial nos recomienda lo siguiente:

Niebla débil, poco densa o ligera: Activar los faros antiniebla delanteros.

Niebla fuerte, densa y espesa: Debemos activar también los focos traseros.

Es interesante recordar que este último punto nos sirve igualmente en caso de lluvia intensa.

Como consejo, lo primero es tener sentido común. Si las condiciones son muy comprometidas, es mejor detenerse en un lugar seguro como gasolineras o en un pueblo y esperar que mejoren las condiciones. Además:

– Conservar la velocidad adecuada a la vía, las condiciones, del tráfico circundante y la pericia como conductor.

– No adelantar innecesariamente y mucho menos en vías de doble sentido.

– Permanecer arrimado a la derecha del carril y observar las líneas del suelo como guía.

– Mantener la distancia de seguridad con el vehículo precedente y dejar espacio suficiente en caso de frenazos súbitos.

– Si tienes que frenar, hazlo de manera suave y previendo lo que sucede delante nuestro.

– Y, sobre todo, tómate el momento con calma y sin prisas. Más vale tardar un poco más que tener un disgusto por culpa de la niebla.

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